Nos gustó tanto nuestro cuento de Pincu, que decidimos hacer uno para cada uno. Pero muy diferente...gracias a la ayuda de nuestros papás y mamás, hicimos magia convirtiendo unos yogures en las barrigolas de nuestros pingüínos.
Pintamos, colocamos y pegamos cada una de las partes de nuestros pincus...eso sí, con mucho trabajo y paciencia, porque...queríamos que nos quedaran muuuy bonitos.
Pero nuestros pingüínos traían una gran sorpresa, en su barriguita escondían un montón de chuches...
¡Qué alegría!
¡Qué alegría!